S i l a e s p a d a d e D a m o c l e s c a y e r a s o b r e m i c a b e z a ,
s e a b o l l a r í a .



sábado, 30 de abril de 2011

No estoy llorando, joder

Loreto jadeaba. Su aliento formaba nubes de vaho en el aire frío y casi cortante. Pero hasta desde lejos su cuerpo parecía irradiar calor, mateniendo todavía esa pasión que le había visto poner en cada golpe, en cada hachazo. Se había cargado a las tres últimas pesadillas, me había salvado la vida. Por supuesto que no tenía frío.

Tiró el hacha.

- ¿Loreto? - me levanté, aventurándome a acercarme.

Me miró por encima del hombro, clavando sus ojos castaños en mí con la mayor y más terrible furia contenida que jamás había visto. Mis pies parecieron pegarse al suelo.

- Imbécil.

Fue todo lo que dijo. 

Después, se agachó a coger de nuevo su arma.

Pero tenía que decírselo. Tenía que decírselo lo más rápido posible, y ése era el momento perfecto. Estábamos solos, ella tenía el hacha e incluso me odiaba un poco. Quizá lo suficiente para matarme. Porque tenía que hacerlo. Tenía que. 

- Loreto...
- Lo que has hecho - me interrumpió, dándome la espalda - ha sido lo peor. Y te he visto ser un capullo muchísimas veces, pero esta... Esta se ha llevado la palma. 
- Loreto.
- ¡Pretendías que me marchase sin ti, cabrón egoísta! - la voz se le rompió. Encogió los hombros -. ¡Te mataría, te lo juro!
- Hazlo. Rápido. 

Primero dejó escapar un bufido resignado, creyendo que estaba bromeando de nuevo, intentando librarme de la bronca que se me venía encima. Luego, supongo que algo la hizo cambiar de idea. Quizá se dio cuenta de la seriedad de mi voz o de que era lo primero que decía, aparte de su nombre. Quizá calculó las posibilidades que tenía de haber salido completamente ileso de la pelea y los resultados no fueron muy buenos. 

El caso es que se lanzó sobre mí con urgencia, a la desesperada. Revisó mi cara, mi cuello, los hombros. Me levantó la camiseta. En otro momento habría gastado una broma mala, pero la dejé hacer con la tranquilidad de quién sabe que está perdido desde hace demasiado rato. Pero ella... Podía concederle eso. Podía concederle el derecho a sufrir por mí, a angustiarse, aunque sólo fuera un poco, aunque ya fuera tarde. 

Podía esperar a que encontrara sola la herida en mi costado. 

- No. 

La palabra abandonó sus labios arrastras, sin ganas ni fuerzas. 

- No...
- Loreto, escúchame - la agarré por los hombros, intentando que me mirase a los ojos. Sin éxito -. Tienes que hacerlo, ahora. 

Entonces sí. Me miró. Desorientada, perdida. Horrorizada, precisamente porque entendía lo que estaba pasando y sabía que yo tenía toda la razón del mundo.

- No puedo - musitó -. No podemos. Te... Te llevaré con Natalia, ella... Puede que podamos... Quizá, si...
- Loreto.
- ¡DEJA DE DECIR MI NOMBRE UNA Y OTRA VEZ! - vociferó, apartándome de ella a empujones -. ¡No ayudas, no ayudas nada! ¡Idiota! ¡Cabrón! ¡Tenías que salir corriendo en dirección contraria, tenías que jugar a ser un puto héroe!
- No quiero ayudarte - dije -. Soy yo el que necesita tu ayuda - cogí aire. Lo iba a necesitar -. Quiero que cojas ese hacha y me mates. 

Una sonrisa amarga curvó sus labios, aún pintados de rojo.

- Y yo quiero un poney, no te jode. Pero uno no siempre puede arrasar con todo lo que quiere.
- No llores.
- No estoy llorando. Joder. 
- Loreto, por favor...
- No puedo. No puedo. A ti no puedo. Prefiero quedarme aquí a esperar a que cambies y me mates que matarte yo.

Sonreí. Porque, por raro que parezca, su estupidez me hizo feliz.

- Parece que sí puedo... - dije.
- ¿Qué?

Le limpié las lágrimas de la mejilla.

- Yo sí puedo arrasar con lo que quiero.

6 comentarios:

  1. ¿Por qué pueden ser tan jodidamente geniales en medio de tanto horror?
    Tanto Loreto con su sarcasmo. Como Sam con su idiotez.
    A veces me pregunto por qué me gustan tantos. Acabo de encontrar la respuesta. (Y no, no te la voy a decir)

    ResponderEliminar
  2. Loreto, qué grande eres. Y como me gusta tu pólovora y tu fin del mundo.

    ResponderEliminar
  3. Joder, yo sí que lloraría, de lo geniales que son. Me encantan, me encantan, me-en-can-tan.

    Voy a volver a poner en marcha el plan twittero de secuestrarte.
    He dicho.

    ResponderEliminar
  4. Es leer "De pólvora y Fin del Mundo" y se me sube el corazón a la garganta, porque siempre tengo la esperanza de que todo acabe bien...
    Demasiado horror y demasiadas pesadillas. Pero que se arrasen si quieren, y que vivan.
    Sí, así los quiero a los dos, vivitos y coleando.

    ResponderEliminar
  5. ¿Sabes lo que más me gusta de Loreto? Su arranque. Su forma de parecerse a una mula sin resultar infantil. Simplemente, resultando Loreto. No todos pueden hacerlo tan bien.

    Por supuesto que su estupidez le hace feliz, ¿qué se ha creído? ¿Que era inmune? Lo siento amigo, pero No Eres Tan Duro.

    ResponderEliminar
  6. Anónimo4.5.11

    GUAU! bua, geniaaaaal... la verdad q transmites muchas sensaciones (L)
    te dejo mi dirección también ok? 1 besito!
    http://myheartisalwayswithyounow.blogspot.com

    ResponderEliminar