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sábado, 28 de mayo de 2011

Piénsatelo dos veces

- Estoy celosa.

Aunque sabía que Loreto era así de insoportablemente sincera, me sorprendí. Ella... sabía que era una chica complicada, por eso intentaba ponérmelo fácil diciendo siempre la verdad. Pero todavía no sabía si estaba fastidiándome o haciendóme un favor.

- Todas lo están - sonreí, terminando de sujetar el vendaje de mi brazo -. ¿Por algún motivo en especial o en plan general?
- Por algún motivo en especial - contestó, con esa queda sonrisa suya.
- No me digas. Tienes celos de Natalia. Bueno, chica, hay suficiente Sam para...

Pero no terminé mi estúpida broma. No pude porque Loreto cerró la taquilla de un golpe, interrumpiéndome, y me miró fijamente. Tenía una expresión que oscilaba entre el enfado y la diversión. Y seguridad. Esa odiosa y aplastante seguridad en sí misma que hacía que me dieran escalofríos. Y antes de darme cuenta la tenía pegada a mí, con sus manos frías en mis hombros y sus ojos frente a los míos.

- Estoy celosa de tu rifle - dijo, despacio, en voz baja. Como si temiera que nos oyeran Lucas y Abel, que seguían hablando en el pasillo -. La manera en la que lo tocas, con ese cuidado... Cómo te lo colocas sobre el hombro y te apoyas sobre él...

Tragué saliva. Me oyó. Se rió un poco, de esa forma tan especial que utilizan las chicas. Esa risita queda, lenta, pensada estratégicamente para provocar terremotos a pequeña escala.

- Apuntas y contienes el aliento, como si no hubiera nada más que tú y ese trozo de metal en el mundo... - susurró.
- Loreto... - dije, sin querer decir nada realmente.
- Y cómo miras después de disparar, fingiendo que no te has hecho daño en el hombro con el retroceso. Acaricias el cañón y recargas...

Se paró, pero no se separó de mí. Yo volví a tragar saliva.

- ¿Y qué más hago con él?
- Nada que puedas hacer conmigo. Pero a mí no me usas, Sam. No me tocas. Ni siquiera me miras fijamente... Y por eso sé lo que sé.
- ¿Qué sabes?

Me miró, sonriendo. Sus ojos castaños me recordaron a la Coca-Cola.

- Que no tengo razones para estar celosa porque te gusto mil veces más que ese estúpido rifle. Así que, la próxima vez que le vayas diciendo a Lucas que soy una sosa y no tengo ni una gota de sangre caliente en el cuerpo, mejor te lo piensas dos veces. Una, porque yo podría oírte. Y la otra, porque si me cabrean puedo ser mucho más fría que ese trozo de metal.

6 comentarios:

  1. Estas son las conspiraciones que merecen la pena. ¡Por cosas como esta merece la pena suspender! JÁ. Y que alguien me diga lo contrario, que yo también sé ser peor que un rifle.

    PD: Deberían prohibirte escribir estas cosas. De verdad que sí. Aunque solo fuera para que las escribieses con más ganas.

    PD2: Ah, cualquiera estaría celosa de ese rifle. Sí. De verdad, cualquiera lo estaría. Pero Loreto no es cualquiera.

    (Me gustan las posdatas, ¿algún problema? xDD)

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  2. ¡Que se cabreé que se cabreé!
    Me encantas, chica, me encantas

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  3. O puede quemar más que el cañón. AWAWAWA. La verdad es que... Es que... Es que no sé qué decir. Hoy me dejas poco lúcida. GRACIAS.
    (¿Sabes? Cuando has dicho "estoy celosa de tu rifle" ME HE ECHADO A REÍR, PERO REVENTAR A CARCAJADAS. Sí. Me lo pusiste a huevo para que malpensara)

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  4. (Cuando lo escribí, lo miré. Me reí. Y no lo cambié xDDD)

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  5. Yo también pensé mal. Y muy mal. Pero Loreto tampoco lo habría corregido, por eso caemos rendidos (y rendidas) a sus pies.

    Loreto estará celosa de su rifle, pero yo creo que Sam, a este paso, estará celoso hasta del aire que respira.

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  6. Anónimo5.6.11

    me encanta. Es una entrada genial, brutal
    te sigo

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