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lunes, 1 de octubre de 2012

Las princesas son unas zorras


Lo que Noa quiso decirle a su padre:

La ropa del abuelo olía a tabaco y a café. La tuya sólo olía a alcohol. 
Desde pequeña me dijiste que nunca llegaría a ser nada bueno, sólo una doña nadie como mi madre. Decías que en el mundo en el que vivíamos, los sueños de los niños morían los primeros. No me contaste cuentos porque, según tú, las princesas eran unas zorras y los príncipes no existían. ¿Recuerdas cuando te pregunté qué pasó con los dragones? Me dijiste que estaban muertos. Que los mataste. A todos.
A pesar de todo, he resultado ser un ser humano muy decente. Tengo amigos, gente que me quiere. No he perdido las ganas de vivir y sigo soñando a todo color. Todavía lucho por lo que creo que es justo, canto en la ducha, bailo como una loca aunque me miren raro. He besado a princesas y rescatado a príncipes, y al revés. Nada de lo que hiciste ha conseguido arruinarme, papá. A pesar de ti, he salido bien.
Parece que te dejaste un dragón con vida.



Pero no lo dijo. Sonrió para sí misma y le dejó el bocadillo dobre la mesa. 
-Caliéntalo antes de comértelo para que se funda el queso -dijo, antes de salir por la puerta.
Sabía que no volvería a entrar allí, pero aún así no se despidió. No hacía falta.
Su padre y ella se había dicho adiós hacía mucho tiempo, aunque no había sido en voz alta.

3 comentarios:

  1. Yo creo que los padres así deberían extinguirse. Así, sin contemplaciones. Que alguien vaya reservando meteorito.

    Y es muy, muy, muy real eso de pensar un discurso fantástico en la cabeza de uno y acabar hablando de bocadillos. Las conversaciones sobre bocadillos deberían guardarse para la gente que las merezca, de todas formas. Siempre lo he dicho (mentira).

    Fíjate qué chorradas comento a estas horas intempestivas.

    En conclusión, que Noa es un dragón y eso no se mata nunca. Digan lo que digan.

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  2. Los dragones siempre me han recordado a la esperanza. No sé. Cuando crees en ellos es porque aún no has perdido la esperanza de que un bicho enorme y con escamas venga a quemar cosas con su boca de fuego.

    El fuego, la calidez, los dragones... esperanza.

    Tal vez por eso me guste que Noa se compare con uno, porque a pesar de todo sigue teniendo ganas de vivir y eso es esperanzador. Me gustan los dragones, me gusta Noa. Fácil, ¿no?

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  3. En serio, deberías plantearte publicar algo seriamente si es que no lo has hecho ya!!

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