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sábado, 9 de febrero de 2013

Morning, babydoll

Sam se despertó y entró en la cocina para beber agua, como todas las mañanas. Pero aquella vez Loreto estaba allí, pelando manzanas para Abel. Sam estaba aún medio dormido, así que gruñó un saludo y apenas la miró. Ella no pudo apartar los ojos de él hasta que el chico salió de la cocina arrastrando los pies.
Fue una de las pocas veces en las a Loreto se le hizo un nudo en el estómago. Así descubrió que la expresión somnolienta y desorientada de aquél chico sarcásico y amargado, combinada con No Camiseta y unos pantalones de deporte holgados, tenía un efecto curioso en ella. Le llenaba la cabeza de pájaros que, con la voz de Sam, susurraban cosas como "Nena, vuelve a la cama" o "Buenos días, muñeca".
Para cuando encontró la voz para soltar un ronco "Samuel, ponte una maldita camiseta", él ya no podía oírla. Aún así, lo dijo. 

Algún día, las cicatrices ya no serán recientes. Palidecerán. Algún día tus heridas se curarán y ya no tendrás que estar siempre alerta. Algún día, Loreto, no tendrás que proteger a todos los que te rodean y no vivirás con miedo en la garganta. ¿Qué harás entonces? ¿Cómo dormirás sin tu machete debajo de la almohada? 
Como sugerencia, podrías ponerme a mí entre las sábanas. Dormiríamos genial. Como campeones. Créeme. Aunque sea un poco cabrón para todo lo demás, respetaría tu sueño. Incluso lo defendería. Te arroparía bien si te destaparas, te haría reír por la mañana. Y, como soy un ser humano, soy cálido. En serio. Toca. Soy mucho más cálido que ese machete tuyo.

Pero cortas más, Sam.

3 comentarios:

  1. Extrañaba a estos dos, muchísimo... Aunque tal vez debería replantearme eso de leer 15 minutos antes de las 3 de la mañana; me parece que no es muy sano, porque voy a llorar de pura nostalgia (y las cartas post-mortem de Harry Potter y co. que me salieron en tumblr).

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  2. Y tanto que corta. A mí al menos leer de estos dos me corta mucho, me llena de heridas. Pero es bonito. Las heridas a veces son bonitas, si las provoca fumar pólvora en el fin del mundo.
    (En serio, ¿te he dicho ya lo mucho que me enamoran Sam y Loreto?)

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  3. Estos dos tienen algo, algo del tamaño de uno de los rascacielos de Benidorm, algo que en algún país llamarían cocaína, algo que Sherlock Holmes se fumaría con su pipa.
    Y que Loreto tenga en cuenta que el chaval se vende bien, mejor que cualquier anuncio de cualquier periódico. Y vale, corta, pero es cálido, seguro que más cálido que una estufa. A veces vale la pena cortarse un poco.

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