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martes, 24 de septiembre de 2013

No son tus llamas

No quiero salvarte porque esté enamorado de ti. No te atrevas a simplificarme de esa forma, ni a pensar que todo lo que soy es saber quererte o que me muero por ponerme una armadura, colgarme de un caballo e ir a matar ese molesto colacuerno húngaro que tienes en el jardín trasero. Soy mucho más que un héroe. Soy mis canciones favoritas y los bailes espasmódicos que me marco a las cuatro de la mañana. Soy el frío en mis pies y las personas a las que he hecho llorar. Soy las bromas malas que hacen que pongas los ojos en blanco y los sándwiches que se me queman. Soy un mago que no sabe hacer magia, pero que todavía tiene algún truco en la manga.

Quiero salvarte porque eres una persona. Yo también. Soy la clase de persona que salvaría a otra sólo porque se lo merece. Así que no me puedes pedir que me quede quieto. No voy a hacerlo. Somos las mejores personas que conozco, Noa, y no nos merecemos morir. Ese fuego no es para ti. No eres la amenaza. Si te queman, sus cosechas no crecerán más fuertes. Los enemigos no abandonarán la puerta. El rey morirá, coronarán a otro. No son tus llamas.

¿No lo sientes?

El público está a punto de reírse porque la mártir más falsa del mundo está subiendo a la hoguera. Noa. Eres palabras. Eres los dragones de tu jardín. Sálvate. Deja que te salve.

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