S i l a e s p a d a d e D a m o c l e s c a y e r a s o b r e m i c a b e z a ,
s e a b o l l a r í a .



miércoles, 8 de enero de 2014

Dragones metafóricos

-Un dragón.
-Un dragón -repitió Kasdan.
-Quieren que dé caza a un dragón.
-No, quieren que le convenzas para unirse a su causa. Tienes que hablar con él. Argumentar. Ya sabes.

Vi dejó la carta sobre el escritorio, llevándose las manos a la cabeza. Si no le estuviera pasando a ella, la situación le parecería de lo más graciosa. De todas las leyendas que rodeaban a su abuela, la que le ganó el título de Dragón Parlante era la más absurda de todas. Era imposible que Ginevra hablara la lengua de los dragones porque A) las lenguas en general se le daban fatal y B) los dragones no existían.

Se extinguieron en la Edad Media de la Era Terrestre. Todo el mundo conocía esas historias, todavía se hacían películas sobre escupefuegos alados y gallardos caballeros que les daban caza. La favorita de Vi era Corazón de Dragón. En esa, el bicho no era el malo, para variar. Le gustaban los giros argumentales que terminaban convirtiendo al monstruo en héroe. 

Por mucho que le gustase fantasear con la idea de conocer a un dragón, sabía que la carta era exactamente lo que parecía: una tomadura de pelo de la Alianza Comercial del Norte. Había escrito varias veces pidiendo encargos, y no había recibido respuesta hasta esa mañana. Una respuesta vestida de cuento de hadas. 

Se estaban burlando de ella. 

-¿No aceptas el trabajo? -preguntó su segundo al mando, recogiendo la carta para leerla de nuevo.

Vi soltó un largo suspiro.

-Claro que sí. Dile a los chicos que afilen las lanzas. ¿Tenemos flechas negras? También necesitaré un traductor que hable dragón. Ponte manos a la obra -Kasdan asintió, dándose la vuelta, y Vi se vio obligada a detenerle con un gruñido hastiado-. ¡Por supuesto que no acepto, Kas! ¡Es una tomadura de pelo!
-Tiene el sello oficial -señaló él, confuso.
-Es la forma delicada que tiene la Alianza de decirme que no van a seguir dándome trabajo. Mi reputación está hundida. Mi nave ya ni siquiera me pertenece. No van a ayudarme. No quieren tener nada que ver con nosotros… conmigo -se levantó, empezando a amontonar papeles-. Y yo con ellos tampoco. 

Kasdan ladeó la cabeza. No era la primera vez que no entendía a su capitana. En realidad, rara vez entendía a la mayor parte de la gente. Se le daban bien las máquinas, las matemáticas, las palabras vestidas de tinta y no de aire. Vi era más sencilla que el resto de las personas que conocía, pero sólo porque se había acostumbrado a ella. Aún así, a veces se perdía.

-¿Entonces?
-Esto me pasa por intentar llevar el nombre de Morgan por la senda de la legalidad -masculló Vi-. Dile a Smee que arranque motores. Nos vamos de Luna Azul. Que ponga rumbo a Ya Sabes Dónde.
-Pero no podemos llevarnos la nave. La perdiste. Le pertenece a…
-¡Ni se te ocurra decir el nombre de esa repugnante sabandija en mi presencia! ¡Te he dado una orden! ¡Ve!

La mayoría de los hombres adultos no obedecían órdenes de niñas de trece años. Pero Kasdan no era la mayoría de los hombres y Vi era mucho más que trece primaveras mal contadas. 


El oficial salió del puente de mando. Una vez sola, la capitana de la Innombrable se dejó caer sobre su asiento, cansada a más no poder. Quería chocolate, un trabajo digno y dormir más de cinco horas seguidas, pero sabía que tenía más probabilidades de cruzar palabras con un dragón que conseguir todo aquello que quería. Incluyendo los papeles de su propia nave…

Dragones metafóricos a mí, pensó, dejando escapar un bufido.

1 comentario:

  1. una niña de trece años con una nave, un tipo un poco tonto y dragones que se supone que no existen? qué es esto que quiero más

    ResponderEliminar