S i l a e s p a d a d e D a m o c l e s c a y e r a s o b r e m i c a b e z a ,
s e a b o l l a r í a .



jueves, 7 de octubre de 2010

Eso dicen


Un día una chica le dijo a Aaron que iban a "dejar de verse". No entendí bien la expresión. Hay cosas, cosas pequeñas como ésa, que siempre se me escapan. ¿Por qué iban a dejar de verse? ¿Ella tenía que mirar a la izquierda y él a la derecha? No lo entendí, pero Aaron sí.
La chica no volvió a casa. Una pena, porque me gustaba. Se reía mucho de los chistes de Aaron y veía con él sus películas favoritas, aunque no le interesaban mucho. Tenía un pelo muy oscuro y muy bonito. Una buena ejemplar de hembra humana, sí, sí. Qué pena me dio que Aaron no pudiera verla más, con lo que se la comía con los ojos cuando estaban juntos. Cuando se marchó, lo único que se dedicó a mirar fue a mí. Me encanta ser el objeto de tanta atención, pero estaba triste mientras hacía ondas con el dedo en mi agua. Eran ondas tristes de un triste humano, y me ponían triste a mí también.
-Ay, Ariel... Cómo me gustaría ser un pez.
¡Ojalá pudiera haberle dicho que a mí también me gustaría que lo fuera! Así podría enseñarle mis plantitas de plástico, y le podría decir que la verde de la esquina es la que más me gusta. También podría decirle que ser pez es un chollo, que la comida te la traen y no hay depredadores en ésta, mi pecera. Y no le cobraría alquiler ni nada. Estaría tan contenta de que Aaron y yo estuviéramos juntos... Ya fuera con él siendo pez o conmigo siendo humana.

Sé un pez, Aaron. Sé un pez.
Como pez, yo no estoy nada mal. En la escala de belleza pececil mis brillantes escamas ocupan un lugar muy distinguido. Además, no podríamos "dejar de vernos" ni aunque quisiéramos, porque mi pecera es un sitio chiquitito y bueno... A convivir tocaría. Si quisieras intimidad podrías mirar a un lado y yo al otro durante, digamos... ¿Tres minutos? Tres minutos íntimos de ti para ti, y luego volvería a enseñarte las plantas. O mejor no. Mejor te enseño mis granos de arena artificial favoritos. Los llamo Big y Bang. Porque lo oí en la tele y me gustó. Fin de mi alegato.

Pero no se lo pude decir. Porque los peces no hablamos. Yo no hablo. Se supone que ni siquiera pienso, que lo he visto en un documental. Y tampoco tengo memoria. Eso dicen. Soy una pececita rarísima que, además de no hablar, tampoco debería pensar.

Adivina qué, Aaron.
Si ésa chica quiere dejar de verte, es que no tiene ni idea del no-pez que ha dejado escapar.


7 comentarios:

  1. (:
    Un blog super cuco, me quedo.

    Crêpes
    con
    Nutella.

    ResponderEliminar
  2. Ariel siempre me consigue sacar alguna sonrisa, porque es muy dulce, porque me encanta el tono que tienen los textos que escribes sobre ella, tan... así.

    "¿Por qué iban a dejar de verse? ¿Ella tenía que mirar a la izquierda y él a la derecha? "

    Esa fue la mejor frase, o al menos la que me hizo reir.

    ResponderEliminar
  3. Joe, es la bomba La vida en la pecera :)

    ResponderEliminar
  4. "No estaría mal tener memoria de pez. Así, cada vez, sería la primera vez. Pero... no somos peces.
    Ni falta que hace."

    Por primera vez estoy en desacuerdo con aquel anuncio. Ser pez y tener memoria, con sus plantas de plástico, sus granitos de arena y esa perspectiva tan especial de pecera *___*

    ResponderEliminar
  5. ... sería genial. Se me olvidó escribir eso .///.

    Estoy pez, hoy. Sin faltar, Ariel.

    ResponderEliminar
  6. "Adivina qué, Aaron.

    Si ésa chica quiere dejar de verte, es que no tiene ni idea del no-pez que ha dejado escapar."

    Hay qué ver cómo somos, eh.
    Gran principio con ese mirar hacia lados diferentes para dejar de verse.
    Ariel mola. ¡Ariel for President!

    ResponderEliminar
  7. Aaron está muy bien. Para no ser pez, digo.

    Ariel no necesita dejar de ser pez. A veces, los no-peces son muy aburridos.

    ResponderEliminar