S i l a e s p a d a d e D a m o c l e s c a y e r a s o b r e m i c a b e z a ,
s e a b o l l a r í a .



miércoles, 17 de noviembre de 2010

Las cosas que nunca pasaron


Intentaba levantarme, pero cada vez que lograba separarme un poco de la pared sentía mis huesos romperse como cristal. Jadeaba. Me dolía. No, doler es poco. Me estaba devorando por dentro. El maldito veneno de Leonardo me mataba y, a la vez, sacaba lo peor que había en mí. O lo mejor.

La sacaba a ella.

En un ataque de tos que me robó todo mi aire, Hécate apareció en la puerta de la celda. Llevaba unos pantalones ajustados y un jersey de punto rojo. Me miraba con sus ojos escarlatas, pasándose una mano por sus rizos negros. Me limpié la sangre con la boca, sonriéndole.

- Vaya, Llamarada. Te estás apagando - comentó.
- Ahora que lo recuerdo todo... Sigues importándome una mierda, Hec - resollé.

Se acuclilló a mi lado. Pensé que iba a pegarme e intenté arrancar mi cuerpo del suelo. Me ayudó. Con delicadeza, me recostó contra la fría pared de piedra. La miré, recelando. Quizá estaba empezando a alucinar, pero tenía una expresión extraña. Como si estuviera triste.

- No me malinterpretes, Nueve - esbozó una sonrisa distraída, apartándome el pelo de la frente -, pero eres lo más interesante que ha pasado por aquí en siglos. Te voy a echar de menos.
- Qué... bonito...
- ¿No tienes miedo? - preguntó -. Vas a morir de una forma horrible. Te dolerá. Muchísimo. Más que ahora.
- Lo sé...
- No, no lo sabes - dijo con una fría tranquilidad que no iba con ella -. Te volverás loca. Loca de verdad. La piel te arderá, los ojos te parecerán erizos en sus cuencas. Puede que incluso intentes sacártelos. No podrás respirar. No podrás dejar de pensar, y no serán buenos recuerdos los que te vengan a la cabeza. Sentirás que con cada latido te estalla el corazón - la miré en silencio. Durante un momento sólo se oyó en la celda el sonido de mi quejumbrosa respiración. Hécate seguía con la tranquilidad robada puesta -. Es un infierno. Si quieres, puedo ponerle fin.

Dejé escapar una carcajada rota.

- ¿Vas a... salvarme? ¿Tú?
- No. Voy a matarte de una forma rápida e indolora.

Entrecerré los ojos. Por supuesto. Para eso estaba allí conmigo. Quería ganar. De una forma absurda quería que incluso muerta estuviera en deuda con ella. Quería ofrecerme su envenenada y retorcida compasión, y lo mejor de todo es que en el fondo me sentía agradecida por ello. Porque ésa era toda la amabilidad que Hécate podía ofrecer a cualquiera, y se estaba esforzando por dirigirla hacia mí.

Estuve tentada de aceptar. Nueve quiso poner punto y final pero Abby estaba allí, agazapada, protestando. Abby fue la que miró a Hécate con una sonrisa torcida, muerta de asco. Abby arañó con las uñas el suelo de piedra al cerrar los puños con fuerza.

- Yo no haría lo mismo por ti. Te dejaría sufrir. Lento. Muy lento...
- Vaya, estamos más Abby que nunca hoy, por lo que veo - los rojos labios de Hécate formaron una sonrisa calculadora -. Me alegro de poder hablar directamente contigo.
- Yo me alegraré cuando te separe la cabeza de los hombros. Verás qué gracia nos va a hacer a las dos.
- Si ni siquiera eres real, pelirroja - rió ella -. ¡El chico te inventó de pies a cabeza, como un auténtico idiota!
- ¡No te atrevas a insultar a Logan! - vociferé.

Hécate dejó de reírse en el acto. Me miraba con gravedad, con atónita sorpresa. Abrió la boca una vez y volvió a cerrarla. Al parecer las palabras se le escapaban.

- No me lo puedo creer... - musitó -. Yo... Estaba hablando de Axel. ¿Qué clase de...? - arrugó la nariz -. ¿Qué demonios te ha pasado?
- No sé de qué hablas.
- Antes... Antes tenías claras tus ideas. Axel, Abby. Axel. Nada de Logan. ¿Te has olvidado de lo que es él? Dime, ¿es que es ése el único recuerdo que no has recuperado?
- Cállate... - mascullé.
- ¿Has olvidado quién es Logan Wildman? - ahora Hécate parecía contenta. Divertida. Se lo estaba pasando en grande.
- Cierra la maldita boca.
- ¡No me digas que lo sabes! ¡Sabes que Logan te mató y aún así hablas de él antes de mencionar al que te salvó la vida!
- ¡HE DICHO QUE TE CALLES, HÉCATE!

Durante unos segundos sólo se escuchó mi respiración desbocada. La sonrisa de mi pesadilla particular seguía allí. No había terminado conmigo pero me dio tiempo para recuperar el aliento.

- Ya lo sé, ya lo sé... Podríamos decir que aquello pasó en "otra vida", ¿no? - sonrió, la viva imagen de la inocencia -. De todas formas, ¡no te preocupes! Volverás a estar muerta en unas pocas horas - esperó. Como no añadí nada se levantó con un fingido suspiro. Iba a marcharse -. ¿Sabes? Durante un tiempo pensé... Bueno, pensé que quizá pudiéramos ser amigas. Como en los viejos tiempos. O mejor dicho como en los tiempos que nunca fueron... - dejó escapar una suave carcajada -. Me marea pensar en un pasado que nunca existió, ¿a ti no?

Y cerró la puerta con delicadeza, como si yo estuviera dormida y temiera despertarme. Los recuerdos de Abby (mis recuerdos) bailaban en mi cabeza, revolucionados. Ya los había visto antes. Pero me esforzaba por no mirarlos.
Así que dejé la mente en blanco.


4 comentarios:

  1. 1. "Yo me alegraré cuando te separe la cabeza de los hombros. Verás qué gracia nos va a hacer a las dos."
    Genial, Abby/Nueve

    2. Hec me encanta. Dios, está como una puta cabra y es medio sádica, pero genial también. Tiene la facultad de volver loco a cualquiera (a Abby y a mí, por lo menos)

    3. No entiendo eso de que Axel la inventara. ¿Inventar en qué sentido? ¿En convertirla en lo que era porque quería vengarlo o en otro menos metáfora?

    4. Eso de los pasados que existen, que no existen y que vuelve a existir marea. Pobre Abby, normal que desconecte, es peor que una clase de Bases xDD

    5. Joder, qué zorra es Hécate xDD

    6. ¡Un beso! (es que el cinco no me gustaba mucho)

    ResponderEliminar
  2. Ufff, sé que suena morbosamente retorcido, pero me encanta cuando se encuentran estas dos, Hécate (que no veo el momento en el que alguien le haga morder el polvo), y Abby/Nueve, porque cada vez me deja más con la intriga, y porque tiene cada frase que parece un hachazo.
    Quiero más >//<

    ResponderEliminar
  3. Yo no soy capaz de hacer eso, lo de dejar la mente en blanco. Aunque tampoco creo que pudiera hacer lo otro, lo de ser tan fuerte. Me encanta Abby, de verdad, con cada frase te queda a cuadros. Y me encanta también cuando discute con Hécate, porque las dos son a cual peor (aunque la que quiero que se muera es Hécate, pero bueno) a la hora de discutir. Me tienes en ascuas, señorita, así que a ver si te dignas a colgar más de Todo lo que sé sobre humanos más de seguido (:

    ResponderEliminar
  4. Anónimo19.11.10

    Siempre impresionante, Eureka (Ches, Pic, Wanderer...).

    Déjame decirte que aunque no soy habitual de comentar, sí soy habitual de tu blog, de tus historias en general. Me he leído las que tienes (o tenías) colgadas en LGG intentando adivinar qué se te pasa por la cabeza al escribirlas. Son geniales y tienes un talento impresionante que todo el mundo debería conocer.

    Yo me enamoré de Abby y Logan, y a raíz de ella leí las demás. Me dejé conquistar por Ezra y tuve mis encontronazos con Charlie y Lawrence. Eres buena, y nunca te lo había dicho. Nunca me había detenido por aquí el suficiente tiempo como para contarte que me maravilla la forma en la que escribes, cómo das vida a tus personajes, como en cada uno de ellos inyectas una personalidad distinta... Y todavía te guardas ases en la manga para sorprenderme con Luke y los demás en ¿?

    Eres de lo mejorcito que he encontrado por el ciberespacio. Espero que continúes escribiendo :)

    Atentamente,
    La que siempre lee y nunca firma ¬¬

    ResponderEliminar