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miércoles, 9 de febrero de 2011

De todo haces una tragedia, Troya



- Me encuentro mucho mejor si pienso que se ha ido para siempre, que no va a volver a molestarnos. Si lo piensas bien, era un lastre - susurró Troya -. No diré que le voy a echar de menos.
Ítaca entendía demasiado bien el Código como para intentar llamar mentirosa a su amiga. Sin embargo, sabía que mentía. Porque, sin Paris para destrozarla, ¿qué iba a hacer ella? ¿De qué iba a lamentarse, a quién iba a odiar a muerte? Por supuesto que le extrañaba. Tenía en su pecho el vacío que deja un cuchillo al marcharse. Vivir sin puñaladas, vaya asco. A saber lo que escondían esos ojos azules desteñidos que tenía, tan serios, tan directos. Xersa solía decirle a Ítaca que había que mirar a la gente a los ojos, pero ella rara vez seguía ese consejo. Su mirada de carbón vagabundeaba por todas partes menos por la cara de su interlocutor. Por el contrario, los ojos de Troya parecían flechas. No te miraba con ellos: te los clavaba.
Se calló, esbozando una sonrisa. 
Dentro de poco Trum las llamaría para que volvieran a entrar. Les quedaban unos minutos contemplando las estrellas, la conversación había terminado e Ítaca estaba segura de que, tras su tranquilo silencio, Troya se guardaba para sí misma la peor guerra de todas. 
Y es que por romper el corazón de una chica habían caído hasta imperios. Las mejores historias empezaban con alguien que tenía algo que no quería recordar, que le dolía. Pasarían cien años y Troya seguiría diciendo que odiaba a Paris con toda su alma.
Podría ser cierto, si tuviera una. 
- Xersa me llamó Ítaca porque conocía a mi madre... Pero, ¿sabes por qué te llamó a ti Troya?
- Porque le gustó, supongo.
- Porque haces de todo una tragedia.
- Eso no podía saberlo cuando yo era un bebé.
Ítaca ahogó una risa.
- Te olvidas de quién es Xersa.

En realidad, Xersa llamó así a Ítaca porque estaba leyendo la Odisea. Había apostado con Trum a que Odiseo jamás volvería a ver su patria. Perdió cincuenta machacantes. Ítaca fue su primera y única derrota. La recuerda con cariño.
La madre de la pequeña siempre quiso que la llamaran Freya. 
Pero Xersa era famosa por hacer las cosas a su manera.

4 comentarios:

  1. Xersa me encanta <3

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  2. No sé quien de todas me gusta más. Xersa, Ítaca o Troya. Creo que me quedo con Ítaca, porque el nombre me vuelve loca. O con Troya, porque tiene flechas en vez de miradas.

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  3. "Vivir sin puñaladas, vaya asco."

    Pues sí, la verdad es que sí, pero aunque Troya haga de todo una tragedia, Paris, por el nombre o por destruirla, se merece un final trágico...
    Ítaca, Xersa, suenan muy muy bien.

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  4. Desde luego, recordar la primera de tus derrotas con cariño (sobre todo si te costó cincuenta machacantes) la hace interesante.

    Me gustan las Troyas melodramáticas, ¿sabes?

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