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lunes, 13 de junio de 2011

A la próxima invito yo

Mientras Lynn escuchaba cómo aquellos hombres la llamaban puta entre risas, con la voz teñida de cerveza, pensó en su madre. En aquella mujer que había odiado más que a nadie, aquella valiente cobarde que la había vendido para asegurar su propia seguridad. Recordó su rostro cuando le dijo aquello del "bien mayor". Recordó lo triste que le pareció entonces, lo vieja, lo cansada, y se preguntó cuánto mal habría visto para hablar con tanta amargura del bien.

Se levantó, arrastrando la silla hacia atrás con estrépito. John intentó sujetarla, pero esquivó su mano. Conforme la taberna se silenciaba y los borrachos se daban la vuelta para mirar, un "Lynn, por favor..." se quedó a medias en los labios del sirviente.

Lynn tiró unas cuantas monedas sobre la mesa.

- A la próxima ronda invito yo, caballeros - algunos comenzaron a vitorear, pero ella siguió hablando -. Ya que el dinero con el que vuestro jefe me ha comprado es más que suficiente para saciar la sed de veinte mil ratas como vosotros. Y, por cierto... Tenéis razón. A una prostituta se le paga para que caliente la cama del que pueda permitírselo. No hay mucha diferencia entre ellas y yo, pero os diré una cosa...
- Lynn, tenemos que... - intentó interrumpirla John, con la voz llena de educación y los ojos llenos de reproches.
- Tengo diecinueve años, soy hija de un relojero. Nunca he disparado un arma, ni he peleado con nadie. No sé muchas cosas de la guerra, pero si sé cosas acerca del valor. Y hay una clase de valentía que no entiende de muerte, ni de sangre, ni de gloria, sino de sacrificar la propia vida, si es necesario, para evitar que las familias de alimañas como vosotros sufran. No conozco a vuestras mujeres, ni a vuestros hijos, pero será mejor que sepáis que esta noche, y todas las que vengan después, ellos dormirán tranquilos porque vuestro señor descarga su ira conmigo. Porque yo tengo esa clase de valor que jamás habéis visto, del que nunca habéis oído hablar, y que os es tan extraño como extraña es para mí la idea de que llaméis puta a vuestra salvación. 

La taberna siguió en silencio después de que sus palabras se apagasen. Lynn le hizo un gesto a John para que se pusiera en pie, dispuesta a salir de allí lo antes posible, con el corazón latiéndole a mil por hora. El sirviente le abría la puerta, y Lynn no supo si la miraba con enfado o con un poco admiración. Se detuvo un último instante, sonriendo a los soldados que seguían mirándola.

- Ahora, caballeros, disfruten de su cerveza. La ha pagado mi oro. Me pregunto si eso os hace tan putas como yo.


(Se ganó la lealtad de sus hombres llamándoles putas, alimañas y ratas. 
Con razón la siguieron hasta el fin del mundo cuando hizo falta).

9 comentarios:

  1. No sé qué conclusiones sacar de esto, además de que esas son la clase de palabras que hacen que a uno se les pongan de corbata, y se atraganten con todo lo que tenían que decir.

    Ah, y me gusta Lynn. Porque su clase de valor es el que más miedo da. Y porque sólo con presentármela, yo ya me planteo el si la seguiría al fin del mundo.

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  2. La verdad es que me ha resultado divertido, dado que en contraste a Aiko, yo sería una de esos que NO seguirían a Lynn y se dedicarían a hacerle la vida imposible, con toda probabilidad. Desde luego, ver a una mujer callar la boca a tantos hombres es un entretenimiento muy, muuuuuuuy divertido... *Pólvora se saca sus propias conclusiones*.

    Ojojojojo.

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  3. "Porque yo tengo esa clase de valor que jamás habéis visto, y que os es tan extraño como extraña es para mía la idea de que llaméis puta a vuestra salvación."

    Bravo, Lynn. Si por mí fuera, también te seguiría hasta el fin del mundo.

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  4. Yo me uno al club de fans de Lynn, y la sguiría hasta el fin del mundo (o más allá)
    Hay muy poca gente con esa clase de valor. Y es un tipo de valor que da miedo. Mucho miedo.

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  5. Me declaro fan de Lynn, absolutamente. Y tuya, también, por supuesto. Me encanta, me encanta!

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  6. Anónimo15.6.11

    No soy la mejor para hablar de valentías, pero estoy segura de que cualquiera que se haya podido expresar así, cualquiera que hubiese osado tratar de "alimañanas""ratas" y "putas" a ese grupo de soldados, se hubiese ganado todo el derecho sobre sus vidas, porque nadie es tan valiente, porque nadie parece tan fuerte. Porque a medio mundo le falta el carácter y en estas letras, yo -al menos- encuentro lo que quisiera ver en alguien o en mí, algún día. Escribes muy bien además, suerte en todo.

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  7. Vaya con Lynn, menuda... No me extraña que esa panda de "putas, alimañas y ratas" acabaran siguiéndola al fin del mundo, yo también acabaría siguiéndola.

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  8. Anónimo15.6.11

    Bravo,Lynn!! Qué valiente es. Y es que hay que ser muy valiente para sacrificarse por los demás de esa manera. Es toda una heroína. Yo también la sigo :)

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  9. Me gusta el punto de vista que tiene Lynn, su capacidad de dar la vuelta a la tortilla y dejar a todos con la boca abierta, no caer en la autocompasión, que hay que levantarse y vivir.

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