S i l a e s p a d a d e D a m o c l e s c a y e r a s o b r e m i c a b e z a ,
s e a b o l l a r í a .



lunes, 17 de septiembre de 2012

De luchas, persecuciones y Céline

- Van a matarte, muchacho. Mañana por la mañana. 

El soldado se sienta junto a los barrotes de la celda de Sam. El chico está al fondo, en la zona más sombría, como no podía ser de otra forma. No ha dicho una palabra desde que lo cogieron. El soldado encargado de su vigilancia empieza a aburrirse. Por norma general los presos siempre le dan conversación. Suplican. Le cuentan sus tristes vidas, aseguran estar sanos. Le entretienen, de una u otra forma. Pero ese muchacho es diferente. Todo un cabrón silencioso que seguramente crea estar en esa celda por un noble motivo. 
Porque no parece estar infectado. No da señales de tener fiebre, no le tiemblan las manos. Ni siquiera un miserable escalofrío de mierda. No, ese capullo está más sano que una manzana, pero ha salido de la zona de cuarentena, así que tiene que morir. 

- Van a matarte cuando salga el sol. Te colocarán en fila con los demás... Alguien gritará "fuego". ¿Sabes qué, chico? Antes las cosas no se hacían así, pero el mundo se ha podrido. O matas o mueres. No tienes mucha elección... Así que van a matarte. No te dolerá, será un... Un momento. Un chispazo. ¡Bang! Y muerto.

Sam no dice nada, pero sonríe un poco. Le encanta sonreír entre sombras porque nadie puede verle. Porque entonces su sonrisa es sólo suya, la cosa más egoísta que hay cerca. Nunca estuvo entre sus planes reírle las gracias a un verdugo.
Pero sería divertido, piensa. 

- Lo bueno es que mañana va a hacer un día bonito - susurra el soldado, pensativo, la mirada clavada en el techo -. Verás el cielo... Azul, como las uñas de Céline. 

"¿Quién demonios es Céline?", quiso preguntar Sam.
Pero como ella era otra historia, se calló. 

- Espero que el motivo por el cual saliste de la ciudad arriesgándote a ser pescado valga la pena, chaval - dice el carcelero -. No merece la pena luchar por cosas por las que no merece la pena morir.






- Te perseguiré hasta el mismísimo infierno, Sam. Te lo juro.
Esbocé una sonrisa cruel, la mejor que tenía.
- ¿Sólo hasta el infierno? Yo tenía pensado ir mucho más allá, Loreto.

3 comentarios:

  1. No, ahora en serio: creo que tengo un serio problema con esta historia en general y con Sam en particular. Adicción o algo así. ¿Samhólica? Puede ser.

    Ah, el verdugo se ha ganado un punto con su frase. "No merece la pena luchar por cosas por las que no merece la pena morir." Cierto. Muy cierto.

    Tan cierto como que no me canso de leer sobre Sam, sobre Loreto y sobre su fin del mundo.

    ResponderEliminar
  2. ... TODAVÍA ME ACUERDO DEL POST DE FUSILAMIENTO, Y DE SAMUEL.

    Los trozos de esta historia. Los. Putos. Trozos. De. Esta. Historia.

    ResponderEliminar
  3. Con sinceridad... ¿te puedo matar? Estoy segura de que igual no te pasa nada, maldita inmortal,sin contar que nos separa, literalmente, un puto océano y Argentina, pero de verdad, me haces sufrir. Me había olvidado del fusilamiento. Mi amor por Samuel no menguaba. Quería más. Mi vida era bella. Mi hermanita tiene un Loreto de segundo nombre que me saca sonrisas...
    Y me recordaste la escena.
    Mala mujer, ¿qué mierda hacemos contigo?

    ResponderEliminar