S i l a e s p a d a d e D a m o c l e s c a y e r a s o b r e m i c a b e z a ,
s e a b o l l a r í a .



miércoles, 23 de octubre de 2013

No te perdonaré jamás

Los ojos de Axel están muy cansados. Más cansados que él. Se ve en su desvaído color azul que se mueren por una taza de café, un poco de comprensión y una manta que no pique. Pero Abby no lo ve, no quiere verlo. Acaba de descubrir una Verdad Muy Grande y se le ha atragantado. Se ahoga. Por primera vez en mucho tiempo, el motivo de su furia no es el mal. Ni la injusticia. Ni las trampas. 
Odiar a quien más quieres es una gesta magnífica, pero no deja a nadie en pie.

- Por tu culpa, no creceré jamás - el susurro encierra toda una ventisca -. No... No creceré. Me... Me diseñaste como a una heroína, ¿y eso es todo lo que puedo ser? ¡¿Eso es todo lo que me dejas ser?!

Los hombros del estratega se hundieron, hartos de soportas tantas quejas.

- Abby, eres mucho más que eso...
- ¡Sé exactamente lo que soy! ¡Me dibujaste para que tuviera la boca llena de grandes palabras para describirme y describir a los demás! - la voz de Abby se retuerce, se estira, intenta enredarse en Axel y estrangularlo -. No soy estática. Cambio. Puedo cambiar.
- No, no puedes. Tienes un papel. Osada joven, Llamarada, Terror Rojo. ¿Todas esas cosas? Son tú. Y no cambiarás nunca, Abby, porque no puedes. Eres mentira, ¿recuerdas?

Ah. Precisamente.
Una sonrisa tuerce los labios del (¿cómo era?) Terror Rojo. Vaya, todavía no se ha ganado ese nombre. Axel la observa, se incorpora un poco en su silla. Sabe lo que está a punto de pasar. La diseñó él, ¿no? Sabe que en su cabeza siempre suenan tambores de guerra. 

- Puedo. Estás muerto y yo no. Estoy tan viva que cada una de tus palabras me duele. ¿Tú? Tú ni has pestañeado. Te he dicho que te odio y ni te has movido. Estás muerto y yo puedo cambiar. Puedo no echarte de menos. Puedo verte como el loco obsesionado con la victoria que eres. 
- Si es eso lo que quieres...
- ¿Lo que quiero? - la mano golpea la mesa, la piel se enrojece y Axel casi se sorprende -. ¡Lo que quiero es que cambies tu maldito diseño y me dejes ser una chica!

La risa de Axel raspa.

- ¿Una chica? ¿Te doy la luna y me pides una piedra?
- No me toques las narices con metáforas de mierda. Métete la luna por dónde te quepa. Quiero ser una chica. Quiero música. Quiero amigos. Quiero ponerme un vestido y, me cago en todo, también me quiero pintar los labios de rojo. Quiero jugar a todas las cosas a las que no he jugado porque estaba demasiado ocupada aprendiendo a guerrear. Quiero poder cambiar todos los días. Quiero hacerme mayor. Joder, si hasta quiero romperle el corazón a Wildman.  


Axel, por favor. Por favor. Déjame vivir. 
O dame sólo un día. Quítame todo este peso de leyenda de encima por un día...
Y juro que no volveré a pedirte nada.

1 comentario:

  1. Me encanta lo que escribes. Te acabo de seguir, por cierto.
    Te pasarías por mi blog? Lo acabo de empezar y de verdad que me servirían algunos consejos. bailandoenlatormenta.blogspot.com

    ResponderEliminar